Otra de las calles insignias del barrio La Candelaria es la Calle de la Esperanza, cuyo nombre se debe a que se cuenta que en ese lugar vivió el General Antonio Ricaurte, "que constantemente se marchaba a la guerra y dejaba a su amada, Juana Martínez, llena de angustia y con la esperanza de volverlo a ver. Ahora se encuentra allí el Museo Militar, como memoria a todos aquellos que han incitado ánimos de esperanza para la nación entera."
A partir de este relato urbano se presenta una de las tantas formas como en La Candelaria se les da un nombre particular a cada calle, hecho que las hace únicas y que les permite a los ciudadanos distinguir entre varias calles que parecen similares pero que tienen una diferencia fundamental: la historia detrás de la cual se derivó el nombre por el que ahora son conocidas. Esta manera de llamar a las calles por su nombre deja ver la naturaleza personal que poseen estos lugares así como el barrio y sector del que hacen parte pues se hace en cierta forma un homenaje a quienes alguna vez vivieron allí y a la vez se rememora un pasado que está determinado por el presente y el futuro, los cuales se encargan de mantenerlo y de hacer que perdure en la memoria de los ciudadanos.
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